miércoles, 18 de julio de 2007

LA VIDA EN LAS AULAS, CAPITULO II, III, Y IV


LOS SENTIMIENTOS DE LOS ALUMNOS HACIA

LA ESCUELA

v ¿Pueden decirnos los profesores cuales son los alumnos satisfechos y cuales los que no lo están?
v El aula es el cielo y para algunos, el infierno para otros y un poco de todo para la mayoría.
v Entre los informes negativos de la vida escolar predominan 2 temas. El primero se refiere alas experiencias aterradoras resultantes de las acciones de profesores y compañeros crueles o insensibles. Tales informes se caracterizan por relatos de castigos extraordinariamente severos y el hecho de convertirse en objeto de ridículo. El segundo tema alude a los sentimientos de tedio que surgen de la carencia de significado de las tareas asignadas o del atractivo abrumador de la vida afuera de la clase. En las descripciones del primer tipo se señalan a menudo como público y agudo el dolor del narrador. En las de segundo tipo el narrador se retrata generalmente sufriendo en silencio.
v El profesor de una escuela pública que hoy sienta esa tentación corre el riesgo; si obedece a su impulso, de verse procesado o perder su puesto. El segundo lugar, lo que es mas importante aun, la practica del castigo físico resulta antagónica con las ideas educativas que orientan la practica docente actual.
v Al los profesores modernos se les inculca que sean comprensivos, que tomen en consideración las necesidades de quienes tienen a su cargo, que se muestren cordiales con ellos y les ayuden.
v El profesor en ocasiones a los alumnos los amenazaba, y exhortaba, a veces en broma, elogiándolos muy raras veces, clavándoles alfileres.
v Los días escolares de muchos adultos quedaron marcados por sus encuentros con profesores crueles y despóticos . Que los profesores rara vez peguen a sus alumnos no significa que haya desaparecido del aula la crueldad. La vara de nogal no era la única arma a disposición del profesor y, desde un punto de vista psicológico, tampoco figuraba como la más dolorosa.
v La pizarra no era negra; estaba indeleblemente teñida de viejas y sucesivas capas de tiza, cuanto mas se frotaba, era peor. Cada mesa estaba marcada por generaciones de manchas de tinta y decorada con ondas iniciales y dibujos mediante incisiones. ¡cuantos pensamientos ociosos habían vagado durante años por todas aquellas cabezas vacías en todas las tediosas horas escolares! En las mejores escuelas, casi todo el tiempo de clases es tiempo perdido. De vez en cuando se aprende algo que queda.
v Aunque una lectura rápida de estos resultados induciría a la conclusión de que a la mayoría de los alumnos les gustaba la escuela, es igualmente valido deducir que entre un tercio y la mitad de los estudiantes tenían sus dudas respecto a esta cuestión. En segundo lugar las chicas revelan más sentimientos positivos hacia la escuela que los chicos. Un poco menos de la mitad de los chicos presentaron sentimientos claramente positivos mientras que se hallaban en ese caso un poco mas de los dos tercios de las chicas. Muchas de las contestaciones solían ser estereotipadas y seguir “esquemas convencionales”. Advierte también que con frecuencia las respuestas revelan un “carácter de adulto”.
v Los niños asisten a la escuela con la conciencia de que les resultara útil en su vida posterior. La escuela no resulta placentera en si misma. Es importante por lo que promete para el futuro. El 21% de los alumnos afirma “entristecerse ante la idea de tener que ir a la escuela” ( mientras que eran un 17.1% los incluidos en la categoría de”me desagrada” en la redacción); el 23% afirmaban que “preferían trabajar que ir a la escuela”, resulta interesante que este margen de descontento se reduzca visiblemente cuando las preguntas se centraban en los profesores o en los compañeros mas que en la escuela en general, solo el 8% de los estudiantes expresan desagrado hacia sus actuales profesores. Y un único 6% manifiesta su repulsa a los profesores como grupo.
v Como la escuela es una institución en la comunidad, encargada por esta para realizar una determinada tarea, el niño da por supuesto que la institución esta desempeñándola. No critica a la institución, la acepta.
v El niño acude a la escuela con nociones preconcebidas sobre el modo de considerarla, trata de ir adelante y cree que obtiene de la escuela lo que la comunidad espera que esta le proporcione.
v Uno de cada cinco o seis alumnos de una clase de tamaño medio experimenta un grado suficiente de incomodidad para quejarse cuando se le ofrece la oportunidad.
v A la mayoría de los chicos les agrada complacer a los adultos, y estos, en su mayor parte, les gusta oír que los niños disfrutan con la escuela.
v Es probable que el volumen real de descontento en el aula sea algo mayor que el revelado en los trabajos de los estudiantes y en las respuestas a los cuestionarios.
v Si obligamos a los alumnos a manifestarse “por” o “contra” la escuela, obtenemos una burda imagen de sus opiniones, fácil de recordar y debatir, pero que exige el precio de ignorar la riqueza psicológica de la opinión de los estudiantes. La escuela es una institución compleja y los alumnos son seres complejos. Con seguridad no todos los chicos que se manifiestan “a favor” de la escuela lo están inequívocamente, en un sondeo de opiniones están hartos de todo lo que sea educativo.
v Muchos días, por lo demás monótonos, se ven iluminados por hechos súbitos, y numerosos profesores se esfuerzan en proporcionar novedad a sus elecciones cotidianas. Pero la animación de la escuela, sus decepciones así como sus alegrías profundas, se producen en interludios llenos de colorido que interrumpen, más que caracterizan, el curso normal de los acontecimientos.
v Se produce que en algunos niños la mezcla de fuertes inclinaciones y rechazos y de actitudes contradictorias hacia rasgos específicos de la vida escolar.
v En segundo lugar, y quizá en parte como consecuencia de la contraposición de estos elementos, parece desarrollarse en ciertos alumnos una separación entre sus sentimientos y la vida cotidiana en el aula. Para estudiantes la escuela es simplemente otra de las cosas inevitables de la vida hacia la que se adopta una actitud de “lo tomas o lo dejas”.
v Las chicas reaccionan ante la escuela de un modo mas positivo que los chicos.
v La mayoría de los docentes también son conscientes de diferencias en las reacciones de toda la clase ante partes específicas del programa escolar.
v Una segunda forma de describir el carácter general de la relación entre las predicciones de los profesores y las autenticas respuestas de los estudiantes consiste en aplicar los conceptos de “aciertos” y “fallos” para calificar la precisión de los juicios de los docentes. “Aciertos”, como el termino indica, son los casos en que el profesor supuso correctamente y “fallos” aquellos en donde se equivoco.
v Aparentemente, los profesores son capaces de identificar a los estudiantes “satisfechos” con mayor precisión que a los “insatisfechos”.
v Si los profesores reconocieran el hecho de que las chicas parecen mas felices que los chicos con su experiencia escolar, la tarea de predecir las actitudes de los alumnos, juzgando conjuntamente a chicos y chicas, seria un tanto mas fácil que cuando se considera cada sexo por separado.
v Existen algunos datos, por ejemplo, que indican que los chicos insatisfechos están más dispuestos a criticar a las personas que ocupan posiciones de autoridad que las chicas.
v En uno de los estudios se descubrió que, cuando se preguntaba a los estudiantes por sus sensaciones típicas en clase, los chicos insatisfechos, con mayor frecuencia que las chicas insatisfechas, empleaban adjetivos “extrapunitivos”, palabras que atribuían a otros la culpa de la condición de los alumnos. En contraste, las chicas insatisfechas solían emplear más adjetivos “intropunitivos”, palabras que atribuían la culpa de la condición de la alumna a ella misma.
v Los fallos de los profesores con el grupo de CI medio se dividían casi por igual entre estudiantes satisfechos” de quienes los docentes aseguraban que estaban “insatisfechos” (12 de los 25 fallos) y estudiantes “insatisfechos” que, según la predicción de los profesores, estarían satisfechos (los 13 restantes).
v Según estos profesores, los “buenos” alumnos son quienes parecen estar satisfechos con la escuela y los “malos” serian los insatisfechos.
v Al tiempo que se representa al buen estudiante remontándose a nuevas alturas de rendimiento con una sonrisa en el rostro, se contempla al alumno que falla hundiéndose cada vez mas en su fracaso académico mientras se acentúa, al tiempo, su expresión de descontento.
v Algunos estudiantes se acostumbran a recibir los premios de la clase y otros a merecer los castigos. De igual modo, podríamos esperar que los alumnos que normalmente no son premiados, y que incluso pueden ser castigados con frecuencia, se vuelven más o menos insatisfechos con la vida en el aula.
v La eficacia de la realización, según este enunciado, depende al menos en parte de la motivación de quien actúa. El hombre que no desea trabajar, a menudo no efectúa su tarea tan bien como el que la realiza con entusiasmo o, al menos, de buen grado. La capacidad de concentrarse y la voluntad de soportar pequeñas molestias.
v Es imposible triunfar sin intentarlo.
v El trabajo escolar, como las tareas realizadas en otros ambientes, exige concentración y esfuerzo. Para triunfar en el aula, un alumno debe intentarlo continuamente y eso supone a su vez que tiene que desear hacerlo.
v Los alumnos de más éxito no tienen un grado de consideración de la escuela mayor.
v Aunque dan cuenta de diferencias muy significativas entre cada uno de los profesores, las correlaciones entre las actitudes expresadas y el rendimiento son aproximadamente las mismas que las ya señaladas.
v Por desgracia, nada se sabe de la estabilidad de las actitudes de los estudiantes a lo largo del tiempo.
v Es probable que algunos estudiantes trataran de ocultar sus sentimientos verdaderos, pero resulta dudoso que esta simulación estuviese tan extendida como para enmascarar un nexo estable entre actitudes y rendimiento en el caso de que existiera.




CAPITULO III
PARTICIPACION Y ABSENTISIMO EN LA CLASE


v Las reuniones formales comienzan a menudo pasando lista. Esta identificación oficial de las personas presentes tiene un significado tanto ceremonial como practico. Como ceremonia, resalta la importancia de la reunión y contribuye a crear un sentido de unidad haciendo a cada miembro consciente de la existencia de los demás.
v La función de pasar lista radica en identificar a los ausentes.
v En las escuelas y en otras instituciones en donde la asistencia es obligatoria, el valor practico de pasar lista superar su importancia ceremonial.
v En los cursos de educación y en los textos profesionales se ignoran en gran medida la participación y su manifestación opuesta: una determinada forma de desvinculación
v En sentido, el problema fundamental de la enseñanza estriba en adiestrar al alumno para que organice sus estudios y aplique sus una técnica operativa eficaz a fin de que, con el tiempo, sea capaz de interesarse por cualquier estudio que en si mismo resulte valioso.
v El alumno dormido al final del aula permite escasas dudas sobre su desvinculación de la actividad en curso. De igual modo, el alumno que agita frecuentemente su mano y que medio se incorpora de su asiento para que el profesor le pregunte, parece participar del mayor modo posible.
v Pero con frecuencia esta situación no es tan posible. La mayoría del tiempo, los alumnos ni están dormidos ni medios se incorporan en sus asientos ansiosos de intervenir. Como consecuencia,
el profesor ti ene que aprender a interpretar lo signos de conducta q son mucho mas ambiguos, al alumno, que se sienta con la mirada vidriosa, ¿Qué pensamientos, si es que existe alguno, pasan por su cabeza?, ¿y que decir de la chica que escribe furiosamente junto ala ventana? ¿y esa que mira el techo?, ¿busca mentalmente la idea que sintetizara toda la explicación de una hora o solo tratar de conjurar imágenes que se adapten alas grietas de la pintura?
v El de la mirada vidriosa es ahora quien levanta la mano. La que ase unos segundos escribía furiosamente, mira ahora por la ventana. Y el que contemplaba el techo tiene en estos momentos clavados los ojos en el profesor. Así transcurren las cosas. El mundo de la clase puede cambiar abruptamente, a menudo en menos tiempo del que necesitan un docente para volver la cabeza.
v La ambigüedad y la inestabilidad y la conducta del alumno constituyen un reto que bastaría para requerir todas las energías del profesor si se concentrase en la tarea. Pero es evidente que tiene otras cosas que hacer además de intentar de terminar si todos y cada uno de los alumnos están consagrados a su trabajo.
v Una solución al problema de evaluar la participación podría consistir en traer a un observador exterior cuya tarea consistiría en describir del modo más preciso posible, las variaciones en la atención del estudiante.
v Los procedimientos recomendados para describir y cuantificar a la atención de los alumnos eran atrayentemente simples. Cuando se deseaba una medición de la atención de un grupo el observador se situaba en un rincón del aula desde donde fueran visibles los rostros de los alumnos y a cada minuto vigilar a una fila.
v Morrison comprendió que no todos los alumnos podrían ser claramente clasificados como atentos o desatentos, pero creía que el número de casos ambiguos no seria grande y disminuiría a mediada que el observador adquiriese experiencia.
v Advirtió también que la presencia del observador podía ser como en si mismo, perturbadora, proporcionando así una imagen falsa de la atención del grupo.
v Señalo que, en razón de este peligro puede que fuese necesario que el observador visitara varias veces el aula asta que los alumnos se acostumbrasen a su presencia; pero la mayoría de las veces bastaría con que el observador aguardase a que hubiera quedado satisfecho la curiosidad inicial de los estudiantes.
v Según experiencia de Morrison semejante procedimiento bastaba a menudo para lograr una notable mejoría en el hábito de trabajo de un alumno.
v Morrison se interesaba sobre todo por el perfeccionamiento de la enseñanza.
v Los alumnos tienen un modo de pensar atención cuando esta presente el supervisor que no es en absoluto característico de cuando esta ausente.
v La mayoría de los porcentajes medios de atención del grupo en los 90. La más baja era 87%.
v El segundo estudio, referido a la atención y el rendimiento resultados de la atención fueron 0.67 para los chicos y 0.34 para las chicas.
v Incluso la palabra atención quedaba desconectada del creciente interés por la educación progresista y las prácticas docentes de democráticas. A ese efecto la idea de tratar de mantener la atención de los alumnos suena un tanto a autoritarismo. El conjunto de la nación se vio sumido en la terrible lucha por demostrar la superioridad de las disposiciones sociales democráticas sobre aquellas de un molde más totalitaria. En nuestras escuelas esta pugna cobro la forma de un intento por probar que los debates eran superiores a las explicaciones y que la cordialidad y la comprensión importaban mas como atributo del profesor que una disciplina extinta e inflexible. Aunque entonces parece haber pasado desapercibido, había algo de extrañamente profético en el informe de carleton WASH- Burne y sus colaboradores quienes hallaron a los estudiantes de Winnetka menos atentos que sus semejantes de las clases convencionales
v En educación, el interés por los motivos del estudiante comenzó a sustituir a un interés previo por las maneras de la clase. Entre la segunda guerra mundial, el fenómeno de la atención en clase vuelve a los textos de investigación, la palabra atención no aparece.
v En lugar de preguntar si Jhony parecía atento o no, los investigadores deseaban conocer ahora: “¿en que piensa realmente Jhony cuando esta sentado en clase?”
v La cuestión más importante era si los alumnos manifestaban pensamientos relevantes sobre el tema al que se aludía en aquel momento de la clase.
v Durante las sesiones docentes al menos una tercera parte de la clase daba testimonio de hallarse psicológicamente ausente.
v Parecería que la mayor parte del tiempo un gran numero de alumnos atiende a el contenido de la lección. El volumen de atención en clase es, a menudo inferior a lo que se capta visualmente, el volumen de atención aun que toscamente estimado por un observador exterior, parece relacionarse significativamente con otras variables educativas, como los resultados en tests de rendimiento.
v El aburrimiento constituye una de las principales quejas de los estudiantes que padecen dificultades en la escuela.
v Aun que Morrison y sus colegas de la generación anterior atribuyeron acertadamente una gran importancia el fenómeno de la atención en clases, en un cierto sentido exageraron.
v Como hemos visto, todos los ojos clavados en el profesor no muestran necesariamente que todos los pensamientos se concentren en el tema en cuestión sin duda, este tipo de desatención es muy distinta de lo que suponen unos pensamientos acerca de materias completamente irrelevantes.
v El objetivo de la atención por la atención es algo que resulta antitético a los mas amplios fines de la educación, el profesor no es simplemente un animador interesados en mantener absorta a su audiencia ni tampoco un capataz cuya tarea consiste en lograr que sus trabajadores se dediquen a su tarea la atención es solo instrumental y, por eso, de una importancia secundaria.
v Entre las estrategias para mantener a los alumnos absortos en su tarea figuran acciones de dos géneros muy diferentes. Una consiste en el mantenimiento de las condiciones apropiadas de trabajo, con la prevención o eliminación de las perturbaciones extrínsecas la otra. Se refiere a la adecuación del contenido del curso al encaje entre alumnos y el material que se esta estudiando.
v La primera supone la cuestión aparentemente trivial del mantenimiento de las oportunas condiciones de trabajo en la clase. la segunda supone la cuestión aparentemente importante de tomar decisiones sobre el currículo.
v Un ligero movimiento de la cabeza del profesor es suficiente para que un trasgresor se reintegre al orden.
v El profesor suele cuestionar la legitimidad de la actividad del estudiante ¿Por qué estas fuera de tu sitio?, e insistir en que vuelva a su propio trabajo
v Entre las estrategias para incrementar la participación de los alumnos consisten en alterar el currículo de manera que acercase al contenido del curso alas necesidades y los intereses del estudiante.
v La modificación del currículo para enlazar los intereses y necesidades naturales de los alumnos es, como sabe cualquier educador, pieza clave en las doctrinas de la educación progresista. Esta cuestión de la participación están impórtate como para exigir especial atención.
v El objetivo del profesor consiste en prestar la menor ayuda posible, es decir en proporcionar el mínimo grado de ayuda directa consecuente con un mejor trabajo personal por parte de los alumnos.



CAPITULO IV
OPINIONES DE LOS PROFESORES



En la enseñanza, como en tantas otras cosas no importa mucho cual sea tu filosofía. Importa mas que se tenga algo. Y mas todavía que se trate de actuar conforme a tal filosofía. Los únicos principios docentes que me desagradan profundamente son aquellos con los que la gente solo esta de acuerdo en apariencia.
George polya mathematical Discovery

v en la enseñanza, como en cualquier otra actividad, existen maestros expertos de quienes los aprendices pueden y deben aprender.
v DEWEY quizá el modo ideal de aprender algo de estos profesores sea observarles en acción.
v Los criterios de eficacia docente son realmente engañosos.
v Quizá no sea igual la vida en clase para el profesor corriente y para el que goza de un prestigio envidiable.
v El objetivo de las escuelas es promover el aprendizaje.
v Algunos profesores comentan que no se basan enteramente en los tests.
v Existe la creencia de que los niños se comportan atípicamente en los tests a menudo, su información no confirma el juicio del profesor formulado a partir des contactos con el aula.
v “Yo puedo conocer una materia y no realizar muy bien un tests sobre la misma desde luego los tests ayudaran algo, pero no creo que el niño responda siempre a un tests de modo que pueda revelar exactamente sus progresos”.
v Una segunda forma de desconfianza es la representada por la sospecha de que la actuación en los tests de rendimiento es mas el reflejo de una capacidad innata que de la eficacia del profesor.
v No es posible comparar los resultados de una clase con los de otra por que son niños completamente diferentes.
v En apariencia los profesores, son capaces de aplicar tests y lo hacen y pueden mantener su atención en objetivos a largo plazo ala ves que se concentran en los signos inmediatos de la participación y el entusiasmo del estudiante.
v “Mi enseñanza es siempre mas estructurada, mas rígida, al comienzo del curso escolar que después, cuando llego a conocer”. Es preciso conocer primero ala clase para poder mostrarse luego relajado y natural.
v El término natural, tal como lo emplearon estos profesores, realmente significa menos formal en vez de no formal.
v EL HECHO DE QUE LOS PROFESORES PUEDAN FRACASAR SIGNIFICA DESDE LUEGO QUE ES POSIBLE QUE TRIUNFE.

v VER EL EXITO DE UN NIÑO ES ABSOLUTAMENTE GRATIFICANTE









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